Llevaba mucho tiempo pensando que su marido perfecto, ese que tanto gustaba a todo el mundo, el padre ideal, siempre pendiente de sus hij@s, la estaba engañando. Una noche, Pedro no volvió a casa. A la hora del mediodía, seguía sin aparecer y de nuevo llegada la noche, recibe una llamada de Ángel, el marido de Juliana, la secretaria de Pedro. Éste le confesó que sabía desde hace tiempo que ésta le estaba engañando, y que no se preocupase, que su marido estaba bien, y que era algo seguro, que ambos se habían escapado para empezar una nueva vida, pero que su cobardía, les impedía dar la cara, reconocerlo y dar explicaciones. Ángel afirmaba que Juliana le había robado una enorme cantidad de dinero, pero que no quería denunciarla, no quería meter a la policía en todo este escabroso asunto. Lo único que quería era dar con ella y que le devolviera lo que era suyo. Ese mismo día contrataron los servicios de una agencia de detectives privados,
Detectives Castellana, que entre otras cosas, se dedican a la localización de personas y bienes. No tardaron mucho tiempo en dar con la pareja de adulter@s, que se encontraba en Punta Cana, y no tuvieron más remedio que devolver todo el dinero. Sinceramente, no sé cómo pudieron pensar en algún momento, que toda esta rocambolesca historia, podría llegar a buen puerto.