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El automovilismo, un deporte muy exigente para los deportistas

Aunque muchos de vosotros a priori creáis lo contrario, lo cierto es que el automovilismo es un deporte muy exigente para los deportistas. Si bien es cierto que muchos de vosotros me diréis que no es así, ya que van dentro de un kart, un coche, un monoplaza, un camión… la realidad es que el esfuerzo que se hace es, en ocasiones, sobrehumano y más aún para aquellos deportistas que sufren algún tipo de problema en su cuerpo. Para ellos la práctica de deporte ya se puede antojar complicada y aunque son capaces de dar el paso adelante y dejar a un lado los problemas físicos, la realidad es que llevar a cabo determinadas actividades puede ser muy compleja. Es por este motivo por el cual a lo largo de las siguientes líneas os queremos dar a conocer la labor de muchos entrenadores deportivos que están con los deportistas del mundo del automovilismo y, con ello, mostraros cuales son las ventajas de contar con un profesional de esta rama, dado que sin su esfuerzo y dedicación gran parte de los pilotos que actualmente están en la élite no llegarían nunca a donde han conseguido llegar.

Llegados a este punto pensaréis que nos estamos refiriendo a la Fórmula 1, dado que se trata de un deporte de máxima exigencia física y aunque bien es cierto que también nos referimos a la categoría reina del automovilismo, lo cierto es que en otras competiciones o categorías inferiores también es necesario contar con un buen nivel físico para poder rendir al máximo, tal y como se espera de los deportistas. En el caso concreto de la Fórmula 1 es más que evidente que cada piloto, incluso los probadores, cuentan con un entrenador profesional y personal el cual se encarga de buscar cuales son los mejores entrenamientos que puede hacer cada piloto para seguir mejorando día a día y si os fijáis, suele coincidir que los más punteros son los que mejor forma física tienen, dado que, en algunos casos, sus cuerpos llegan, entre otros, a soportar hasta fuerzas de 5 o 6 g, lo que se traduce en soportar fuerzas de 5 o 6 veces su peso, algo que, entre otros, se da en frenadas y curvas de amplio radio.

Sin embargo, esto no es solamente propio de la Fórmula 1, del campeonato del mundo de rallyes o de la DTM, entre otros, sino que como os decimos, los pilotos más jóvenes, los que compiten en categorías inferiores o de iniciación como es el karting, también tienen que contar con la ayuda de un asesor que les indique como poder sacar todo su potencial y, con ello, dar lo mejor de sí mismos. En este sentido, Pau Salaes uno de los entrenadores personales más codiciados, dado que trabaja de tu a tu con el deportista y busca llevarlo al límite, siempre de forma controlada, en cada sesión para que el deportista vaya mejorando en cada uno de sus entrenos.

Y es que si un futbolista ha de tener fuerza en sus piernas, un piloto de automovilismo ha de realizar una serie de ejercicios más completos que le permitan no solo tener unas piernas portentosas con las que poder accionar los pedales, sino que también unos brazos fuertes que le permitan dominar el volante y, por tanto, la máquina y por supuesto una gran fortaleza en el cuello y es que esta es, con diferencia, la parte del cuerpo que más sufre con la conducción, dado que es la que va a soportar todos y cada uno de los movimientos que antes os mencionábamos, tanto en fuertes acelerones y frenadas como en las negociaciones de las diferentes curvas de los trazados de todo el mundo.

Mónaco, uno de los circuitos más complejos para los deportistas

Si bien es cierto que muchos de nosotros pensamos que el gran reto de Mónaco pasa por el cambio de luz a la hora de negociar el paso por el túnel, lo cierto es que este es el menor de los males para los deportistas, quienes apenas notan el cambio de luz al trazar la larga curva a derechas que supone el subterráneo. En concreto, la nueva chicane, el giro inmediatamente siguiente al túnel supone, sin duda alguna, uno de los mayores desafíos de los pilotos en el trazado urbano, dado que en apenas 100 metros tienen que reducir su velocidad unos 150 o 200 kilómetros por hora para negociar el giro con certeza. Además, la cercanía de los muros al trazado monegasco siempre ha supuesto un reto para los pilotos, quienes ven que el mínimo error se paga con la salida de pista y, en la inmensa mayoría de los casos, con la finalización anticipada de la carrera para el piloto implicado.

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