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La importancia de las balanzas en la industria y el hogar.

Todo lo medimos por su peso. Desde las mercancías que compramos, los alimentos que consumimos hasta nuestro propio cuerpo. Se podría decir que el peso es dinero o salud. Por eso, tanto para uso doméstico como en la producción, necesitamos hacernos con instrumentos de precisión.

Los romanos desarrollaron una de las herramientas de peso más precisas de la historia, “La Romana”. El arquitecto Marco Vitruvio ya hablaba de ella en sus tratados de arquitectura en el siglo I antes de Cristo. Todavía se siguen utilizando en zonas rurales de España. Se trata de una balanza portátil con dos brazos, uno corto, en el que se cuelga la mercancía y otro largo con marcas de medida.

En el blog Huerta del Corneja nos informan que la Romana está compuesta por cinco piezas: los astiles, los ganchos, el plato, el pilón y el fiel. Los astiles es una barra de hierro separada en dos brazos por un gancho general que sirve de punto de apoyo. En uno de los brazos, el corto, se coloca la mercancía, mientras el brazo largo, está señalado con marcas equidistantes que indican la medida: gramos, kilos, libras, etc.

Viene equipada con dos o tres ganchos. Uno es el gancho general, por el que se equilibra la balanza. La Romana se utiliza suspendida en el aire, colgada de un punto, que puede ser una argolla en el techo, una barra fija o la mano del mercader con el brazo extendido. Los otros dos ganchos sirven para colocar el producto. Un gancho es para medidas cortas, por ejemplo, kilogramos, y otro para medidas largas, decenas de kilos.

La mercancía se coloca en un plato que se engancha al gancho de medir por medio de una cadena. En el brazo largo hay un aro, llamado el fiel, del que pende un peso, conocido como el pilón. La mayoría de las piezas de la Romana están fabricadas con hierro forjado, excepto el fiel, que es siempre de acero, y el pilón, que se puede fabricar de cobre. En algunas Romanas el fiel y el pilón van soldados.

La medida exacta se obtiene cuando en el plato colocas la mercancía y vas moviendo el fiel por el brazo largo hasta que la barra se equilibra en horizontal. La marca en la que se ha quedado el fiel, nos indica el peso del producto.

Las romanas se fabrican de manera artesanal, y no existen dos romanas iguales. El artesano durante la fabricación debe buscar el equilibrio de la balanza y a partir de ahí señalar las marcas. La fiabilidad de la balanza depende de la habilidad del artesano en construirla. Por todo el Mediterráneo, hasta hace bien poco, existían maestros artesanos capaces de producir una romana que pesara con precisión desde los gramos de las especias, hasta los quintales de una vaca.

Los fruteros que vendían verdura en los mercadillos solían pesar el género en una balanza de este tipo. Ha sido muy utilizada siempre en el medio rural, puesto que al ser desmontable y ocupar poco espacio era fácil de transportar y la medida que daba era bastante exacta.

Hoy en día, según nos comenta Balanzas Digitales.com, una web especializada en estos artículos,  las balanzas que se utilizan son básculas digitales con una capacidad de peso y precisión determinada por el sector para al que se destina. Así, por ejemplo, las balanzas estanca que encontramos en supermercados y comercios de alimentación tienen una capacidad hasta 30 kilogramos, mientras que la báscula de un joyero se mueve entre una micra y 100 gramos.

Las balanzas en la industria.

Las mercancías se venden por su peso. De ahí la necesidad de que su medida sea precisa. Moverse en términos aproximados implica pérdida de dinero.

Las balanzas son muy utilizadas en la industria. Los palets en una fábrica se pesan siempre. Tanto las materias primas que se reciben de los proveedores, como los palets de productos elaborados destinados a la venta. Los palets se pesan en una báscula de horquilla en forma de U colocada en el suelo o con transportadores de palets con ruedas que llevan una báscula integrada.

En la industria se utilizan bastante las básculas de vehículos. Unas planchas colocadas en el suelo sobre las que se ponen las ruedas del camión vacío y por donde vuelve a pasar una vez cargada la carga. La diferencia entre las dos medidas indica el peso de la mercancía a transportar.

Otra de las básculas que se emplean son los ganchos grúas. Con ellos se pesa la mercancía suspendida en el aire. Disponen de un dinamómetro y de un gancho para asir el objeto. Por lo general, suelen colgar del techo o de alguna barra resistente. Se utilizan para pesar bigas, hierros de grandes dimensiones, sacos, carretillas, etc. Algunos modelos tienen capacidad para pesar hasta 50 toneladas.

En algunas industrias, como la farmacéutica, la precisión en el peso de los componentes es vital. En la fabricación de un medicamento, quedarse corto o pasarse unas micras en uno de los ingredientes del fármaco, puede suponer que pierda eficacia o que genere ciertos efectos secundarios no deseables. Para ello se utilizan básculas de precisión.

En sectores como la ferretería, se utilizan las llamadas balanzas cuenta piezas. En ella se pesa una pieza, como puede ser una tuerca o una arandela, y mediante una calculadora integrada en el dispositivo, te indica el número de unidades necesarias para llegar a un peso determinado (cuántos clavos componen un kilo) o el número de piezas que hay en un paquete recibido.

Otro de los temas que preocupa en la industria es la paquetería. Sobre todo si se realizan pequeños envíos a los clientes o se realiza venta por correo al público. Los gastos de envío vienen determinados por el peso del paquete. Sucede tanto si se trabaja con Correos como con cualquier otra empresa de paquetería. Para ello se utilizan básculas industriales de suelo.

Las balanzas en el hogar.

La presencia principal que tienen las básculas en los hogares son las conocidas básculas de baño. Son aquellas que tenemos en el suelo del cuarto de baño y nos ponemos de pie sobre ellas para saber cuánto pesamos. La mayoría de las que existen en la actualidad son digitales y dan una medida bastante precisa. Para que nos proporcionen una información fiable se recomienda usarlas descalzo y sin ropa.

No es bueno obsesionarse con el peso, pero como indica La Fundación Médica Arturo López Pérez el peso irregular tiene efectos negativos para la salud. Tanto el sobrepeso como la extrema delgadez.

Para saber si el peso de una persona es saludable, la comunidad médica utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC), fijando unos barómetros según sexo y edad. Ese índice podemos calcularlo nosotros mismos. Para ello dividimos el peso entre la altura al cuadrado.

Por ejemplo, si pesamos 68 kg y medimos 1,65, el cálculo será 68/1,65(al cuadrado) = IMC de 24,98.

Aunque se deben considerar más factores, los médicos coinciden en que un peso saludable es aquel que tiene un IMC entre 18,5 y 25. Una masa corporal inferior a 18,5 se considera extrema delgadez. Entre 25 y 29,9 es sobrepeso y más de 30, obesidad.

El sobrepeso va ligado a la hipertensión, la diabetes y a sufrir problemas cardiovasculares. Una persona con un peso superior al que le corresponde tiene más posibilidades de sufrir cáncer de mama, de endometrio, de ovarios, de tiroides, de próstata y de hígado, entre otros.

Por otro lado, las personas más delgadas son propensas a sufrir osteoporosis, hipotensión arterial (tensión arterial baja), anemia por falta de hierro y cáncer de útero.

Controlar nuestro peso es una herramienta orientativa para evaluar nuestro estado de salud, y para hacernos conscientes de que hábitos de vida debemos cambiar.

La otra área para el que se utilizan las básculas en los hogares es la cocina, y en concreto, en la repostería. Mientras que para cocinar platos salados siempre se ha dicho que hay un cierto margen de maniobra, puedes echar los ingredientes a ojo, si te pones a hacer postres debes poner la medida exacta.

La repostería es más matemática que la cocina general. No medir bien el ingrediente de una receta puede suponer que el pastel se desmorone cuando lo sirvas, o que en lugar de tener un sabor que encandila a los comensales, se quede aparcado en un rincón.

Los aficionados a la repostería recomiendan que para lanzarse a hacer postres en casa es necesario disponer de ciertos instrumentos para medir. Eso incluye una báscula de cocina, un juego de cucharas medidoras, una jarra transparente con marcas de medida y un termómetro digital de cocina.

Algunos reposteros caseros se guían por la medida de las tazas o de las cucharillas, sin embargo, no es lo mismo una taza de harina que una taza de aceite. El criterio de verdad son los gramos y los mililitros. Por lo que para ir bien orientado tendrás que recurrir a la báscula y a la jarra medidora.

Controlar el peso de las cosas es importante, tanto para la producción como para la vida doméstica. De ahí la importancia que tienen básculas y balanzas.

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