Los tiempos cambian demasiado rápido y las nuevas tecnologías sustituyen a los medios tradicionales con los que nos comunicamos, un claro ejemplo de ello es la manera en la que se realizan las comunicaciones en la actualidad. Hemos pasado de un modelo analógico basado en el teléfono y las cartas a pasar a comunicarnos casi únicamente por Internet.
A nivel productivo es algo realmente positivo, ya que los procesos se aceleran exponencialmente y se hace muy fácil el flujo de la información. En las empresas no se podría trabajar a día de hoy sin disponer de Internet, ya que de lo contrario las empresas no serían capaces de solucionar problemas con rapidez. En este sentido cobra mucha importancia los procesadores de textos, siendo los más famosos Word y Open Office, existiendo alternativas muy interesantes como iWork.
Pero por otro lado, se han perdido tradiciones que resultaban realmente gratificantes, como puede ser la lectura de libros físicos, escribir a mano o ir a la tienda de discos a comprar un CD. No hablamos ya de costumbres antiguas como la de rebobinar una cinta de casete, pero si tradiciones que son gratificantes.
Antiguamente se escribían cartas con frecuencia para hablar de temas importantes, o simplemente para comentar como iba la vida. Era una sensación gratificante la de abrir el buzón y encontrarse con cartas o postales de amigos o familiares. Y igualmente se echa de menos el sentarse un rato contigo mismo para escribir una carta, y ir al buzón a enviarla.
A la hora de escribir una carta una parte muy importante es el instrumento de escritura que se utiliza, siendo uno muy poco común (pero que no ha pasado de moda) la pluma estilográfica. Este instrumento de escritura que se depuró durante el siglo XIX constituye un icono de la escritura moderna, que da un plus de clase y estilo a aquel que escribe con ella.
La utilización de plumas estilográficas calló en desuso a partir de los años ochenta debido a la aparición de bolis que daban menos trabajo. Pero tal y como comentan en el artículo del periódico ABC, la estilográfica se ha constituido como un elemento relacionado con el lujo y la distinción
Consejos para regalar una pluma estilográfica
Si bien es cierto esta última afirmación, existen diferentes marcas que ofrecen plumas estilográficas con menos cualidades que las de marcas y gamas de precios superiores, pero que tienen un desempeño excelente. La dificultad a la hora de elegir una pluma, y sobre todo a la hora de regalar, es que no se sabe en qué se debe de fijar uno para elegir, pero vamos a solucionar este problema.
En primer lugar, las plumas estilográficas pueden ser muy caras, y hay que tener en cuenta cuanto nos queremos gastar. Lo importante por un lado es el plumín y por otro el cuerpo de la misma. El plumín más barato es el de acero, pero también existen plumín es de oro en diferentes precios y tiendas, siendo estos últimos los mejores para una escritura.
La diferencia de precio entre una pluma con plumín de oro y de acero es importante, pues se pueden encontrar plumas con plumín de acero desde 14€ e incluso más baratas, y en el caso de los plumín es de oro se pueden obtener por mínimo 150€. Pero para una persona que se inicia basta con un plumín de aluminio.
Otro punto importante a tener en cuenta es el punto del plumín, es decir lo grueso o fino que escribe. Para una persona que se inicia lo más recomendable es elegir un plumín de tamaño fino, ya que encaja con casi todo tipo de escritura. Y también hay que elegir un método sencillo para recargar la pluma, como lo es el sistema cartucho/convertidor, capaz de ser utilizado con cartuchos de tinta y también con tinta embotellada.
Si estás dudando que pluma comprar lo más recomendable es buscar en tiendas online dado que tienen muchos tipos de plumas y marcas dónde elegir. Mi tienda favorita es Mi Plumier, ya que venden una pluma japonesa increíble como es la Platinum 3776, clásica y atemporal, capaz de dejar con la boca abierta a todo aquel que la mira.