Cambiar de hogar implica, casi en un cien por cien de los casos, cambiar de estilo de vida. La actualidad está marcada por continuos cambios de residencia de la gente: personas que se trasladan de ciudad por motivos laborales, por estudios, divorciados que se alejan de su expareja, jóvenes cuya pretensión es la de ser independientes… y un buen abanico de ejemplos más.
El cambio implica, a su vez, otra serie de variaciones en nuestra vida. Los utensilios que forman parte de nuestro día a día suelen ser diferentes a los que solíamos utilizar cuando residíamos en nuestro anterior hogar. En algunas ocasiones, incluso hay que comprarlos. Para ello es indispensable confiar en los más adecuados y éstos solo pueden ser adquiridos gracias a los mejores expertos en la materia.
Hace unos dos años comencé una nueva etapa de mi vida. Mi periplo universitario había terminado hacía unos meses y llegaba la hora de trabajar. Había conseguido un puesto de trabajo en una empresa de Valladolid y por tanto debía desplazarme a vivir hasta aquella ciudad, la cual apenas había pisado previamente y en la que no tenía ningún contacto.
Como el contrato que me proponía la empresa era indefinido, contemplé la posibilidad de comprarme una casa. Hacerlo no me resultaría demasiado caro y por tanto me lancé. Adquirí una pequeña casa con jardín en las afueras de la ciudad y, a medida que transcurrían las primeras semanas de trabajo me iba adaptando a ella y a la nueva vida que me había tocado y de la que, por suerte, estaba disfrutando.
Sin embargo, poco a poco me daba cuenta de que me faltaba algo. En la casa no había caja de herramientas para arreglar cualquier desperfecto que se pudiera producir en algún momento. Además, echaba en falta determinados utensilios que me pudiesen facilitar la labor a la hora de cortar el césped o podar los setos, dos aspectos clave porque darían una buena imagen exterior a la casa y, por tanto, también a su dueño.
Necesitaba conseguir ese tipo de artilugios cuanto antes. Para hacerlo me encomendé a Internet, donde descubrí Maor Ferretería, una empresa en cuyo catálogo pude obtener información suficiente para saber que los elementos que me hacían falta podía pedirlos allí y a un precio bastante inferior a lo que me había imaginado en un principio.
Podía adquirir todas aquellas herramientas que todos tenemos en casa por si nos son de utilidad en un momento determinado: llaves inglesas, taladros, martillos y, para todos aquellos que tenemos jardín, tijeras de poda y máquinas cortacésped. Decidí comprar algunos de estos elementos para mi nuevo hogar y la verdad es que no he tenido la sensación de haberme equivocado.
Preparado para cualquier imprevisto
Las ventajas que me han proporcionado esas herramientas durante estos dos últimos años han sido cuantiosas. El taladro y el martillo me han servido como soporte para decorar a mi gusto el hogar y las tijeras de poda me han ayudado a tener uno de los mejores jardines de mi calle, algo de lo cual se enorgullecen mis padres, amantes de la naturaleza y quienes han visitado ya varias veces mi nuevo domicilio.
Uno se siente más seguro para afrontar todo tipo de problemas cotidianos cuando dispone de las herramientas adecuadas. Aunque tardé un poco de tiempo en darme cuenta de una premisa como esta, puede considerarse que la he cumplido a rajatabla al contactar con una tienda que me ha permitido tener acceso a esas herramientas. Nada de lo que suceda en el interior de mi casa puede sorprenderme. Tengo lo necesario para plantarle cara.