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Una tarde en la Feria de Sevilla

Sevilla se divide en dos grandes momentos. La Semana Santa y la Feria de Abril. Dos acontecimientos que cuentan cada vez con un mayor número de turistas. Sevilla recibió más de un millón de viajeros y dos millones de pernoctaciones hasta mayo. El número de viajeros alojados en establecimientos hoteleros de la ciudad de Sevilla en los cinco primeros meses de 2018 superó la barrera del millón (1.067.129), tras experimentar un incremento del 2,3 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado. Además, las pernoctaciones duplicaron el ritmo de crecimiento de la llegada de viajeros, un 5,93 por ciento, para colocarse en 2.216.568.

Hoy nos vamos a centrar en qué hacer en la feria de Sevilla. Durante una semana del mes de abril, siempre después de Semana Santa, la ciudad se transforma. El Real de la Feria, el sitio donde está físicamente, se encuentra en el Barrio de los Remedios, el barrio aledaño al famoso Triana, ocupando una gran extensión, casi una ciudad dentro de la gran ciudad. Para llegar te recomendamos no coger el coche, por eso la empresa municipal de transportes TUSSAM habilita un autobús especial, que con salida en el Prado de San Sebastián, nos deja en la parada dispuesta para este fin en el mismo recinto ferial. También la línea 1 del metro en las estaciones Blas Infante y Parque de los Príncipes nos acercan a un pequeño paseo del recinto ferial.

Lo más chulo son las casetas, aunque lamentablemente son privadas, y solo si conoces a alguien te dejarán entrar. En la entrada, muy cerca de la portada, obra que siempre es una alegoría sobre un tema de interés para la ciudad y que es preciso detenerse a contemplarla, se puede conseguir un plano para saber las casetas que son de acceso libre y así poder disfrutar del ambiente. La portada cambia todos los años y el año que yo fui rindió homenaje al Mercantil por el 150 aniversario de su fundación. El autor de la portada, el pintor César Ramírez, se inspiró en la caseta arabesca del Mercantil de 1905, en el arco de los Pavones del Salón de Embajadores del Alcázar y lo remató en los extremos con una interpretación de la Casa Nogueira de Aníbal González de 1907.

De casetas

Las casetas son lugares para socializarse y relacionarse con la gente, y para ello nada mejor que la comida, la bebida, y el baile. La verdad es que yo disfruté de una gran tarde. La comida suele tener lo más interesante de la gastronomía andaluza, y por supuesto las tapas. Desde queso y jamón hasta tortillas, pasando por platos como el famoso «pescaíto frito», las tortillas, el famoso solomillo al whisky, o las gambas. En cuanto a las bebidas, no puedes perderte el famoso rebujito, una mezcla de fino o manzanilla con gaseosa, y que ayuda a refrescarse sin «entonarse» demasiado rápido, y que se puede alternar con los maravillosos vinos andaluces que por aquí se prodigan. Y por supuesto, hay que bailar.

Un vestido no puede faltar

Aunque yo para eso soy muy pato, así que se lo dejo a mi mujer y a mi hija. Previamente compramos dos trajes en El Duende de Sevilla, una nueva firma de moda flamenca sevillana con tiendas físicas y con tienda de trajes de flamenca online, creada con mucha ilusión y cariño. Seguro que te gusta. Tienen trajes infantiles y de señoras desde la talla 34 hasta la 52.

También es una gozada ver a los caballos completamente engalanados, a los jinetes y amazonas vestidos con los trajes tradicionales, y los preciosos carruajes paseando por las calles del recinto ferial, la verdad es que es una maravilla para los ojos, y no te lo deberías perdér. Suele iniciarse todos los días sobre el mediodía, y se extiende hasta las 20.00 horas.

Por cierto, si eres taurino, la semana de feria es temporada taurina y durante los días que dura hay arte y tradición de la tauromaquia en uno de los grandes templos del toreo como es la Plaza de Toros de Sevilla.

El plan perfecto para estar en la Feria es llegar al recinto para comer, luego ir en coche de caballos a los toros, disfrutar de una buena corrida, volver a la feria en coche de caballos y empezar a comer, beber y bailar hasta altas horas de la madrugada finalizando con un chocolate con churros o unos buñuelos. Olé tú.

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