Tengo una antigualla de coche en el garaje que me niego a vender. Se trata de un Mustang Coupe de 1966 que mi padre trajo desde Estados Unidos ese mismo año. Él, como yo, era un auténtico amante del motor y ese fue uno de sus últimos caprichos, y únicos, puesto que tampoco es que se fuera comprando coches cada dos por tres. Lo heredé hace unos años y no funciona, tiene varias piezas que necesitan un buen cambio y yo, poco a poco, voy arreglándolo como puedo intentando gastar lo menos posible.
Lo que suelo hacer es ir con una lista a Desguaceaeropuerto.com todos los meses y empezar a meter las piezas que necesito. Normalmente, cada dos o tres meses consigo algo, así que ahorro y lo compro. Luego soy yo mismo quien cambia la pieza pero de aquí a que consiga poner el coche en condiciones aún me queda un largo camino. Mi hijo, cada vez que me pilla trabajando en el Mustang me dice que lo tire a la basura y me compre un coche de verdad, y yo le digo que él no tiene ni idea de lo que es eso, sólo le gustan los deportivos de gran potencia y con mucha pijada tecnológica.
También es un amante del motor, se ve que es un hobby que vamos heredando de padres a hijos, y ahora está obsesionado con que algún día tendrá uno de esos coches que se conducen solos. Yo no veo que eso tenga futuro…. Aún no han salido a la venta y ya hay polémicas al respecto porque se debaten entre salvarle la vida al conductor o al peatón en caso de accidente.
Por mí primero y por los demás después
Según el responsable de seguridad activa de Mercedes, es el que va dentro del coche el que debe ser salvado puesto que son ocupantes del vehículo y el propietario los que pagan el precio del vehículo y la seguridad que vende su marca, pero ahí entramos en una gran polémica porque ¿es que no tiene derecho el peatón a salvar también la vida?
Es el gran debate ético que rodea a los coches autónomos y es una pregunta que la industria del automóvil al completo prefiere esquivar. El dilema es inevitable. Todos los futuros coches autónomos de Mercedes y demás marcas serán plenamente autónomos y eso quiere decir que tendrán que tomar decisiones por sí mismos en caso de enfrentarse a un posible accidente, sin intervención del conductor, y eso no sé si es del todo bueno. Por un lado estamos dando el control de nuestra vida a una máquina que puede salvarnos la vida o no y lo mires por donde lo mires, por muy preparada que esté para tomar decisiones difíciles en momentos de accidentes, sigue siendo una máquina ¿no? y a veces las decisiones no han de tomarse basándonos en parámetros o estadísticas sino con el corazón o valorando posibilidades que un coche no puede valorar.
Tal vez, llegados al caso, prefiramos sacrificarnos a nosotros mismos, si llevamos detrás a nuestra hija, chocando el vehículo contra un lateral de un muro pensando que perderemos nuestra vida pero salvaremos la de ella o, tal vez, decidamos dar un volantazo a lo loco con la esperanza de que la suerte nos acompañe. Creo que nadie debería tomar esa decisión por nosotros, ni siquiera un ordenador.