No creo que las diferencias en gustos a la hora de decorar dependan específicamente de pertenecer a uno u otro género. Si bien, irme a vivir con mi pareja a subrayado un poco más las diferencias y me ha hecho replantearme si realmente existen lineas marcadas que nos diferencien a la hora de decorar una estancia a un estilo para hombres y otro para mujeres. Lo que parece ser una realidad compartida por la mayoría de los hombres es el gusto por los espacios prácticos y minimalistas. Un hombre piensa en la dimensión práctica de cada objeto que incorpora en una estancia y le da un gran valor a esto, más allá de su sentido estético. Una mujer, por el contrario, parece valorar mucho también el componente estético, encontrando aquí el primer conflicto si queremos decorar una estancia entre los dos.
De hecho, esta diferencia también podemos apreciarla, a grandes rasgos, a la hora de vestirnos, ya que los hombres con un par de prendas ya lo tienen hecho mientras que las mujeres suelen duplicar el número de prendas, tendencia que se traslada casi del mismo modo al mundo de la decoración.
Cómo lidiar con las diferencias en decoración entre Hombres y Mujeres
Diferencia que generará conflicto si ambas partes de la pareja no son flexibles y saben acceder a las demandas de cada uno, buscando un equilibrio.
Desde que colores elegir que a la mayoría de los hombres está en las tonalidades de grises, mientras que las mujeres se decantan más por los beige, a muchos pequeños detalles que, si estamos muy acostumbrados a estilos de decoración propiamente masculinos nos será más difícil la adaptación.
Ahora bien, no debemos de ser rígidos, y es que, pequeños detalles en la decoración no tienen porque suponer un problema. Siempre se puede encontrar un estilo más neutro en el que ambas partes de la pareja se sientan cómodos.
Al menos, esto es lo ideal, encontrar una solución que satisfaga a ambas partes, la más práctica más propia de los hombres y la menos minimalista de gran parte de las mujeres.
Con lo que, podemos optar por un hogar minimalista pero con suficientes elementos decorativos como para dar el sentido hogareño, más cercano al gusto que suele primar en muchas mujeres.
En mi caso, por ejemplo, el mayor problema fue decidir si queríamos o no una casa que, por un lado era estupenda a los ojos de mi pareja, si bien para mí, que pensaba en todas las cuestiones más prácticas veía carente de cosas básicas.
Y es que, por un lado sí, tenía una estupenda terraza pero sin ningún tipo de acondicionamiento, ni toldo, así que, al final, no le sacaríamos partido. A lo que mi pareja respondía que siempre podíamos recurrir a instalar un toldo como hizo una amiga suya en su terraza. De hecho hasta me habló de Toldos Clot, la empresa de toldos a la que recurrió su amiga.
En momentos así te das cuenta de que hay que saber ceder en unos sentidos, no en todos claro pero, siempre y cuando las dos partes cedan en ciertas cosas.