Que la fisionomía de las familias ha cambiado en España con el paso de las últimas décadas es algo que ya resulta evidente y que nadie puede negar. Está claro que, en la realidad en la que nos movemos ahora, hay tantos tipos de familias como familias y lo cierto es que adaptarse a esa nueva realidad es algo que no tiene por qué resultar complicado ni mucho menos. Hay muchas personas en un país como el nuestro que han pasado por ese periodo de adaptación y que manifiestan no haber sufrido en exceso a causa de ello.
Concretemos un poco más: en España son cada vez más los hombres que, después de haber convivido con su pareja, han finalizado su relación y han tenido que iniciar una nueva vida. Por lo general, este tipo de personas suele alquilar una casa o piso y comienza una vida en la que reside sin compañía y asumiendo todas esas labores que antes eran (o deberían ser) compartidas. No cabe duda de que aumenta el número de horas que se le tienen que dedicar al hogar en situaciones como estas. Pero la verdad es que es posible sacarlo adelante sin que el estrés nos carcoma por dentro.
Fijaos en lo que apunta una noticia que fue publicada en la página web de RTVE en abril de 2019: 4’7 millones de españoles viven solos. O lo que es lo mismo: un 10% de la población de este país. Aunque es verdad que un tercio, tal y como asegura ese texto, corresponde a personas mayores, es innegable que ha crecido sobremanera el número de personas de edad media que no viven acompañadas. Y eso responde, como no podía ser de otra manera, al aumento de los divorcios en un país como el nuestro.
Y precisamente del número de divorcios en España habla la siguiente noticia que os enlazamos a continuación. El diario ABC hacía incidencia en que España era, en 2017, uno de los diez países de la Unión Europea con más divorcios, delante de naciones más grandes en cuanto a población como lo son el Reino Unido, Francia, Italia o Alemania. En concreto, en el interior de nuestras fronteras hubo 2 rupturas matrimoniales cada 1.000 habitantes en lo que corresponde a ese año, una cifra que es bastante considerable y que deja claro que, en España, es bastante habitual el divorcio.
El aumento del número de divorcios en España ha obligado a muchos hombres a tener que asumir todas las tareas del hogar que antes eran compartidas y a buscarse la vida de manera individual para poder disponer de la mejor comodidad en su vivienda. Así nos lo aseguran los profesionales de Liquistocks, dedicada a la venta de lotes de productos de toda clase entre los que puede encontrarse una buena variedad de productos para el hogar. En concreto, desde esta entidad nos han comentado que, entre los nuevos ‘singles’, ha crecido la demanda de productos como las pinzas de cocina, los manteles o las cortinas de baño, entre otros.
Controlar el estrés es fundamental
Son muchas las personas que, tras una ruptura matrimonial, se estresan a causa de la nueva vida a la que tienen que hacer frente y para la que tienen que preparar un buen manojo de cosas. El divorcio no es solo algo que se refleje en el papeleo que es necesario resolver ante un abogado y un juez, sino que trae implicaciones muy considerables en lo que tiene que ver con nuestra rutina diaria. Un divorcio, en muchos casos, implica coger una maleta e ir a vivir a otra casa o piso. Y una mudanza ya sabemos los problemas que lleva asociados.
Por todo ello, os podemos decir que lo mejor que podemos hacer en estos casos en no perder nunca la calma. Hay opciones para todo tipo de problemas. Saber gestionar los nervios y las emociones es fundamental en un periodo de la vida tan importante como el que se encuentra justo detrás de un divorcio. Siempre es mejor pensar que después de un final arranca un comienzo de la que puede ser la mejor etapa de nuestras vidas.
Creemos que, de cara al futuro, va a seguir aumentando ese número de divorcios y, por ende, las cifras de personas que viven solas en el interior de nuestras fronteras. Es por ello por lo que, desde aquí, a todas ellas les pedimos que sigan nuestro consejo. Es importante no caer en las garras de la preocupación o en las de la ansiedad. Estamos convencidos de que, si lo conseguimos, será mucho más fácil hacernos con esa calidad de vida, con esa comodidad y con esa felicidad que tanto nos merecemos. Y eso, amigos, no tiene precio.