
Cada vez tenemos menos tiempo para llevar a cabo nuestras actividades diarias. El trabajo, las tareas de casa y el desplazamiento a la oficina, entre otras cosas, se comen todo nuestro tiempo. Y, como dicen por ahí, el tiempo es oro y vale dinero. Si vivimos en un bloque de pisos una de las tareas a la que tenemos que dedicar un buen rato es la de las gestiones de la finca en caso de que seamos presidentes de dicha comunidad. Se trata de algo bastante farragoso que, además de quitarnos horas de descanso y ocio, no siempre sabemos llevarlo bien a cabo porque tenemos la formación ni los conocimientos necesarios.
Para estos casos, los administradores de fincas suelen ser una opción a la hora de delegar dichas tareas en un verdadero profesional que pueda gestionar los asuntos financieros, legales y técnicos necesarios para poder gestionar económicamente y mantener las fincas en perfecto estado. El cargo de administrador puede recaer en el presidente de turno de la comunidad, aunque también puede ser delegado en este tipo de profesionales a petición de la junta de propietarios.
Según el artículo 20 de la Ley de Propiedad Horizontal, corresponde al administrador velar por el buen régimen de la casa, sus instalaciones y servicios, y hacer a estos efectos las oportunas advertencias y apercibimientos a los titulares; preparar con la debida antelación y someter a la Junta el plan de gastos previsibles, proponiendo los medios necesarios para hacer frente a los mismos; atender a la conservación y entretenimiento de la casa, disponiendo las reparaciones y medidas que resulten urgentes, dando inmediata cuenta de ellas al Presidente o, en su caso, a los propietarios; ejecutar los acuerdos adoptados en materia de obras y efectuar los pagos y realizar los cobros que sean procedentes; actuar, en su caso, como secretario de la Junta y custodiar a disposición de los titulares la documentación de la comunidad, y todas las demás atribuciones que se confieran por la Junta.
Al haber varios propietarios entre los que repartir los honorarios de este tipo de servicios, no suelen salir especialmente caros y el pago apenas se nota en la cuota de la comunidad. Y las gestiones que estos realizan compensar con creces el tirar de ellos para hacerse cargo de estas tareas. No obstante, el precio de estos es libre, lo establece cada una de las compañías, por lo que es conveniente asesorarse y buscar con tiempo.
Podemos encontrar ayuda para ello en APAF. La Asociación Profesional de Administradores de Fincas es una organización profesional de ámbito nacional que integra a los Administradores de Fincas que cumplen con su código deontológico y que se inscriben voluntariamente y cumplen los requisitos establecidos en sus Estatutos.
El objetivo de esta asociación de administradores de fincas es la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales de la profesión de los administradores de fincas asociados, para garantizar el mejor servicio en administración de fincas a sus clientes, el ahorro de costes, el ahorro energético, la eliminación de barreras arquitectónicas y la incorporación de personas discapacitadas al mercado laboral.
A través de la web de la asociación, podemos también denunciar los problemas con nuestro administrador de fincas, detectar las malas prácticas del mismo y encontrar soluciones de ahorro en la comunidad y también para los defectos constructivos.
Lo cierto es que los administradores de fincas se han convertido en una figura fundamental y resolutiva a la que podemos recurrir con mejorar nuestro día a día.