Hacía más de 10 años que no veía a Claudia, pero cuando me llamó, sentí que nada había cambiado, que todo seguía igual que antes. Su voz, su risa de loca y su curioso, y a veces hiriente, sentido del humor, me seguían poniendo del revés todos los sentidos. No tenía nada que hacer, estaba indefectiblemente atrapado por sus encantos, lo había estado siempre, y no iba a dejar de ser así por muchos años que hubieran pasado.
No pude negarme, en cuanto dijo que quería verme, ni lo dudé, hubiera hecho cualquier cosa que me hubiera pedido, ir a la luna, bajársela e incluso comérmela si ella así lo quisiera. Puede que no tenga demasiado sentido volver a encontrarme con ella, aún recuerdo lo mal que lo pasé cuando se fue, dejándome el corazón roto y un vacío en mi vida que nada ni nadie podría llenar nunca.
A pesar de su escandalosa risa, la noté preocupada, parecía asustada y eso me asustó a mí también. Ella nunca tenía miedo. ¿Qué podría estar ocurriendo?
Cuando llegué a su casa, lo tenía todo dispuesto. Sabía lo que me gustaba y cómo. Allí estaba el Whisky, en su vaso tallado Giona, pero esta vez con pomelo, miel y jengibre. Dijo que era afrodisíaco, y aunque a mí no me hacía ninguna falta, me apresuré a beberlo.
Veo que todo sigue igual, pero estos vasos, ¿son nuevos?, ¿de dónde los has sacado? Le pregunté. A lo que orgullosa me contestó que se los había regalado Mike, el imbécil ese de su novio americano, que se los había comprado en Export Cave, una empresa que se dedica al diseño y comercialización de productos para el sector de bebidas, hostelería y catering desde 2005. Fingiendo que le escuchaba, no podía dejar de pensar en volver a hacer el amor con ella, acariciarla y besarla apasionadamente sobre la mesita del salón, igual que antes. Pero ella sólo hablaba, parecía nerviosa. Así que continuó y me explicó que en ExportCave, tienen una filosofía de renovación constante y una vocación de procurar el mejor servicio, y por eso ofrecen artículos novedosos y funcionales, buscando siempre la mejor relación calidad precio de cada uno de nuestros productos. Finalmente, calló, y me besó. Estaba atrapado en sus redes otra vez, y reconozco que me gustaba.
Mike y su aventura
Después de pasarnos horas y horas echando los mejore polvos del puñetero universo, se decidió a contarme que pasaba. Mike tenía un lio. Así que lo que estábamos haciendo no era más que una sucia venganza, un follar por despecho, una forma de engañarse a sí misma, y de paso a mí también, convenciéndose de que Mike ya no importaba. Pero no estaba enfadado, a pesar de todo, estaba encantado, la amaba y no podía remediarlo.
Dormimos hasta el mediodía, cuando el ruido de la puerta nos despertó. Era Mike. Al ver el panorama, ni se inmutó, parecía tranquilo. Así que cogió su maleta, sus cuatro camisas, y sus dos gayumbos, porque poco más había y se marchó, no sin antes mandarme un puñetazo en toda la cara que me dejó tonto durante un buen rato. Creo que Mike nunca tuvo la intención de llegar a nada con Claudia, o eso quería pensar yo. La había engañado, como antes ella había hecho conmigo. Su actitud y su violenta reacción al encontrarme en su cama, eran, desde luego, completamente aceptables, o al menos, creo que yo hubiera hecho lo mismo si me hubiera encontrado con semejante percal.
A Claudia, en cambio, no le pareció suficiente, era como si quisiera cabrearlo de verdad. Y es que egoísta siempre ha sido un rato. Nunca le importó si me partían la cara, si me liaba con su vecina o si sufría. Sólo una cosa importaba a Claudia: Claudia.
Cuando volví a llamarla, al cabo de 3 días, cogió Mike, había vuelto. Pero Claudia no perdona, nunca perdona, es vengativa y astuta y me había elegido a mí para su particular vendetta, y yo me dejé hacer. Hoy soy su amante, Mike lo sabe, y se aguanta, se aguanta porque como Claudia no hay otra, como sus labios no hay más, como su lengua, como su….